jueves, 17 de octubre de 2013

Nuestra dulce piruleta amarga.


                                                                                    
Tras acostarnos a vivir aventuras
encontramos en ellas la amargura,
nuestros miedos se disfrazan
como una dulce piruleta amarga.

Al encontrar tres caminos
sin escoger el más sombrío,
recorremos un pasillo,
y armados de valor combatimos 
contra los disfraces 
que nos prohíben ver la luz.

Con los ojos medio ciegos
distinguimos nuestra habitación,
en una realidad tan dulce
como aquella dulce piruleta amarga.

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