Las lágrimas invaden
el pequeño latido de mi corazón,
que susurrante niega su miedo
al vacío de tu amor.
Pensante del presente más encantador
se aferra a un temor
que siente inminente sin razón.
Con ese punto de incredulidad
que arranca las dudas como pétalos
difíciles de aceptar,
dejando ese importante miedo
a la soledad y el dolor.