Cansados de ver como los reyes de la sabana
se zambullen en
piscinas de papel,
como devoran la caza de los demás
aún no teniendo hambre que saciar,
destrozando máquinas de bombear que
ni siquiera han oÃdo jamás palpitar,
rugiendo a los portadores de esperanza,
arrancando con sus zarpas las pequeñas semillas
que componen hoy en
dÃa nuestro preciado paisaje natural.
Reyes que ignoran los llantos y rugidos de algunos valientes
que no aceptan su estúpida forma de gobernar.
Porque tras miles y miles de explanadas rebosantes
de incomprensión y sed de libertad,
se esconde un cachorro sinvergüenza y sin sentido
que lo único que quiere es jugar con unas tijeras que no
sabe manejar.
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